Neologismo. Es el acrónimo formado por las palabras FUSIÓN, HIDRÓGENO y RENOVABLES.
He creado este vocablo para ordenar y definir con precisión el porvenir energético mundial deseable, recomendable, necesario… según mi opinión y las expectativas tecnológicas que tenemos en el horizonte.
La potencia energética que nos aportarán los reactores de Fusión Nuclear –una forma de energía poderosísima incontestable que se materializará en las próximas décadas–, brindará a la humanidad la oportunidad histórica de sustentar la civilización mundial, en base a una fuente abundante de electricidad libre de contaminación y de efectos secundarios, fundada en el conocimiento y no en los recursos fósiles no renovables.
La Fusión Nuclear no sólo nos proveerá de electricidad en reactores con una potencia cuatro veces superior a las centrales nucleares de Fisión actuales, sino que podrá suministrarnos cantidades ingentes de Hidrógeno, mediante el proceso de electrólisis del agua del mar y de los ríos, y su licuado posterior. El Hidrógeno es un preciado elemento abundante en la naturaleza, que permitirá sustituir al petróleo para mover nuestros vehículos y máquinas, y dar electricidad a nuestras viviendas, barrios y ciudades; por medio de un proceso (inocuo) que emite a la atmósfera vapor de agua. Será pues, el vector energético más práctico e ideal para acumular/empaquetar energía en reservorios (utilitarias y potentes pilas escalables de combustible) que podrán distribuirse por todo el planeta.
La Fusión Nuclear en combinación con la propulsión del Hidrógeno, permitirá fabricar y distribuir los componentes necesarios para generalizar el uso de las Energías Renovables en todo el mundo, sin riesgo de contaminar en ninguna etapa del proceso.
Prototipo de avión comercial propulsado por hidrógeno.
La perspectiva de proveer de energía abundante a la humanidad, sin contaminación, ni radioactividad, ni emisiones nocivas, abre ante nosotros la oportunidad histórica de plantear un Orden Mundial Verde, en el que el humán encuentre el justo equilibrio entre sus necesidades verdaderas y la capacidad de carga que la naturaleza puede soportar. Esta combinación energética providencial (fuhire), cerrará el abismo que se abrió entre la naturaleza y nosotros, desde que emprendimos la combustión masiva de carbono y uranio; se subsanará el aberrante desequilibrio contraído, en pos de la Gran Reconstrucción Medioambiental del Planeta.
Por más que se empeñen algunos gobiernos y oligopolios en preservar egoístamente el estatus y privilegios alcanzados por las grandes corporaciones energéticas que acaparan la gestión de los recursos fósiles como el carbón, el petróleo, el gas y el Uranio (CAPEGASU); y pretendan obstruir el desarrollo de alternativas energéticas renovables: el futuro de la energía fósil, agotable y cara, está sentenciado porque contamina y dispara el Calentamiento Global, desencadena conflictos bélicos, grandes desigualdades, y cada día es más impopular… Nuestro futuro energético será verde, sostenible, renovable, distributivo, democrático, descentralizado (en red), abundante y barato… por todas las razones: porque la tecnología lo posibilitará, porque la humanidad intuye y desea una era poscarbónica sostenible, compatible con la biodiversidad, y por tanto reaccionará rauda y veloz en busca del mejor escenario posible.
Jeremy Rifkin reflexiona sobre cómo el “poder lateral” está transformando la energía, la economía y el mundo, en su obra titulada La Tercera Revolución Industrial (TRI), refiriéndose a que el acceso generalizado –masivo, democrático– al conocimiento, a la tecnología y a la energía, así como la diversificación comercial y empresarial... está generando la aparición de una nueva cultura de naturaleza distributiva, horizontal, descentralizada, que revolucionará el modelo industrial envejecido, obsoleto, jerarquizado y sobre todo antiecológico que nos ha regido en las anteriores revoluciones industriales. Nos habla del Internet de las cosas y de sus infinitas posibilidades conectándonos a todos, y fomentando una red global directa entre productores y consumidores (prosumidores). Nos habla de una INTERRED que gestionará las nuevas energías verdes, renovables, procedentes del sol, el viento, el agua y la geotermia. Y nos habla del despliegue de las tecnologías del Hidrógenos –la carrera para crear una red de infraestructuras de producción, transporte y almacenamiento de hidrógeno–, así como de la adaptación de las industrias, viviendas, ciudades y vehículos para este nuevo desafío.
Sin embargo, no es tan evidente que todo esto acontezca de la noche a la mañana, ni de la manera prescrita por Rifkin (pues ni siquiera vislumbra en su ecuación, la llegada vertiginosa de la Fusión Nuclear).
Éste puede ser un noble empeño, una elevada causa, para los artistas comprometidos con su tiempo: pensar –posiblemente– en el mayor desafío de todos los tiempos, tratar de imaginar, inspirar, orquestar, promover una estrategia lógica, multicapa, pautada, rápida, consciente, global… para efectuar la «GRAN TRANSICIÓN» con la celeridad y la complejidad que se requiere, y superar así la terrible CRISIS SISTÉMICA declarada ante nosotros, que amenaza con pulverizar todo lo que la aparición del hombre ha significado, no sólo para nosotros mismos, sino para el cosmos. Pues no debemos olvidar que somos polvo de estrellas, “mas polvo enamorado”.
Por todo esto, será imprescindible contar con la promesa FUHIRE. La Fusión Nuclear será la cimentación del nuevo edificio –industrial, tecnológico, cultural, emocional–, las Renovables los muros de carga, en tanto que el Hidrógeno la argamasa.
¡ULTREIA! OS SALUDO.
Tisho Babilonia.