El hidrógeno es el elemento químico más abundante del universo, es un gas ligero y reactivo que se encuentra disperso en el amplio espacio interestelar, y concentrado de forma masiva en las estrellas y los planetas gaseosos gigantes… En nuestro planeta raramente se puede encontrar en estado libre, debido a su pequeña masa atómica que escapa a la fuerza de la gravedad; sin embargo, existen ingentes cantidades de hidrógeno en su forma molecular diatómica (H₂)
asociadas con otros elementos, formando compuestos químicos como los hidrocarburos (CnHm), y el agua (H₂O). Por tanto, el principal reservorio de hidrógeno que tenemos disponible en la naturaleza, en condiciones normales de presión y temperatura, está en los océanos, mares, lagos y ríos.
Este elemento es altamente inflamable, y por eso tiene un enorme poder energético, es utilizado desde hace años como combustible líquido para los transbordadores espaciales, y los motores de combustión de cierto tipo de vehículos y máquinas. Pero lo que hace del hidrógeno un elemento de máximo interés para el porvenir de la humanidad, es la capacidad de producir electricidad limpia cuando entra en contacto con el oxígeno del aire, emitiendo a continuación vapor de agua a la atmósfera y calor residual. Esta sorprendente cualidad: producir electricidad sin contrapartidas ecológicas aparentes por medio de pilas de combustible, ha relanzado la investigación en el campo de la automoción y la generación eléctrica limpia, respetuosa con el medio ambiente; y existen ya, toda suerte de vehículos capaces de circular por las ciudades, sin ruido y sin emisiones contaminantes ni de efecto invernadero.
Coche de hidrógeno. Nuevo concepto
Para mí, y espero que para muchos ciudadanos del mundo, la energía basada en el hidrógeno es un factor clave fundamental para entender el mundo que viene, porque nos permite visualizar a medio plazo la completa sustitución del enorme sistema energético mundial basado en la combustión de los hidrocarburos fósiles (carbón, petróleo y gas natural). Un sistema que ha sido esencial para el desarrollo de la humanidad, pero también para la contaminación del medio ambiente y el calentamiento global, y para la proliferación de conflictos bélicos en muchas regiones del mundo.
Contingencias
La tecnología del hidrógeno se conoce desde hace décadas, en 1776 se obtuvo agua con la combinación de hidrógeno y oxígeno aplicando una corriente eléctrica, en 1800 se realizó la primera electrólisis del agua que es el proceso inverso (se descompuso las moléculas de agua en oxígeno e hidrógeno con electricidad), en 1897 se inventó la primera pila de combustible para obtener electricidad a partir de la oxidación del hidrógeno... pero nunca fue objeto de interés para fines energéticos-comerciales-industriales, por dos razones principales:
1. El carbón, después el petróleo y más recientemente el gas natural, son fuentes “abundantes” de energía primaria, con alta eficiencia energética, que reportan millonarios beneficios a los países productores, transformadores y comercializadores de semejante recurso natural… En torno a este jugoso pastel, han emergido importantes emporios corporativos energéticos, con lobbies de presión sobre los gobiernos, y estrategias agresivas de mercado, que pretenden apurar hasta la última brizna rentable de carbono fosilizado que se pueda quemar.
2. El hidrógeno, que es más abundante que los hidrocarburos en nuestro planeta, no es una fuente de energía primaria, lo cual se percibe como un inconveniente mayor. Para disponer de este elemento comprimido de forma gaseosa, o licuado, o acumulado en hidruros metálicos, nanotubos de carbono... primero tenemos que emplear mucha energía para separarlo del compuesto que lo contenga (preferiblemente del agua con un electrolizador), y después hay que almacenarlo en contenedores presurizados, etc. En esencia es un vector energético, un transportador de energía que se puede almacenar, distribuir y recargar a voluntad en cualquier situación, como ahora hacemos con los combustibles fósiles y con las baterías electroquímicas convencionales. El problema, como sabemos, es que se necesita más energía para obtener hidrógeno, que la energía que nos devolverá. Los cálculos científicos consideran que la eficiencia global del proceso es de un 30%, aunque los electrolizadores comerciales actuales pueden superar el 75% en términos de electricidad obtenida por unidad de hidrógeno; y mientras que no consigamos alternativas energéticas masivas de bajo coste con vocación ecologista, es absurdo quemar carbón o petróleo o gas, para producir hidrógeno perdiendo mucho más en el proceso.
Por el momento, muchos países han emprendido con firmeza el desarrollo de las llamadas energías renovables, que pretenden aprovechar directamente la energía primaria del sol, del viento, de las olas y las mareas, del interior de la tierra (energía geotérmica), de los saltos de agua (hidroeléctrica), y la biomasa; para producir electricidad abundante y comenzar a superar la dependencia de los combustibles fósiles, así como su progresivo encarecimiento y los efectos nefastos sobre el medio ambiente. El reputado sociólogo y economista norteamericano Jeremy Rifkin habla de una Tercera Revolución Industrial basada en las energías renovables y la Economía del Hidrógeno, que revolucionará el panorama general de la industria, la energía, y las relaciones humanas, de las próximas décadas. Rifkin cree posible la sustitución total del sistema energético basado en el carbono (descarbonización) por otro completamente renovable, en el que las pilas de combustible de hidrógeno desempeñarán un papel determinante. La idea es sintetizar-producir hidrógeno a gran escala a partir de las fuentes energéticas renovables, aprovechando al máximo el caudal energético que nos regala el sol, la fuerza del viento y de las olas, el gran potencial de la geotermia,… para almacenar la energía obtenida convirtiéndola en hidrógeno; que luego servirá para mover la mayoría de los vehículos, abastecer industrias, casas y vecindarios, y crear una amplia red de “prosumidores” (productores + consumidores) de energía, que dinamizarán el conjunto de la economía mundial.
La Revolución del hidrógeno. Documentos TV (2006)
Panorama Mundial de la Energía
Uno de los grandes anhelos históricos ecologistas, ha sido siempre encontrar formas alternativas de energía que sean limpias, abundantes y baratas, virtualmente inagotables, sin emisiones de efecto invernadero, sin residuos químicos ni radiaciones que contaminen la tierra, el agua y el aire; ni otros efectos secundarios que alteren los ecosistemas… Hace tiempo que la humanidad concienciada sueña con sustituir por completo este régimen energético actual, basado en recursos fósiles CAPEGASU (carbón, petróleo, gas natural y uranio) que tanto beneficio a corto plazo ha reportado a gran parte de la humanidad, pero que a largo plazo, amenaza seriamente la supervivencia de nuestra especie.
Poco a poco, se han ido implementando estrategias energéticas con vocación renovable y ecologista, que están cambiando el panorama mundial actual, y teniendo incidencias significativas en muchos países con apuestas firmes por este sector. No se pueden ocultar los resultados espectaculares que se están consiguiendo, en el intento frenético por conquistar energías limpias y sostenibles. Pero la experiencia, el análisis riguroso y sincero de los datos, revela que estas soluciones sólo son parciales, e insuficientes a todas luces.
El consumo de energía CAPEGASU a escala mundial sigue siendo elevadísimo, representa todavía el 90% de todo lo que consumimos, a pesar del esfuerzo internacional realizado en las últimas décadas. Las energías renovables apenas suponen el 10% restante, y sabemos que en realidad este dato estadístico es falso, porque un sistema o fuente de energía renovable, para que sea completamente limpio, debería contar con el uso de energía limpia en todos los procesos necesarios para su implementación, y debería también mantener indemnes los ecosistemas.
Aceptemos, por ejemplo, que las presas hidroeléctricas cubren el 6% de la demanda energética mundial, y que son inversiones longevas que proporcionarán muchos megavatios/hora... Al hacerlo tendremos que reconocer que la energía utilizada para su construcción es netamente de origen CAPEGASU, porque las máquinas, los transportes, los desplazamientos de tierras, el hormigonado y demás materiales constructivos, han requerido grandes gastos energéticos no renovables; y a esto hay que añadir además la gran alteración que experimentan los ecosistemas inundados.
En el caso de la energía solar, eólica, maremotriz… pongamos el 2% de toda la producción energética mundial, pasa algo parecido pero más grave, porque son máquinas con una vida útil más corta en comparación con las presas hidroeléctricas, y su Tasa de Retorno Energético (TRE) –un concepto que tendremos que tomar muy en serio en todas las proyecciones energéticas presentes y futuras– confisca también gran parte del aparente éxito ecológico, verde, renovable que se les atribuye; aparte de que se afea y altera el paisaje terrestre y marino con armatostes que requieren mucha fuerza de voluntad para que los integremos en nuestro imaginario y acabemos amándolos.
Consumo global de energía renovable (2009)
El etanol, el biodiesel… además de ser combustibles que en definitiva emiten CO₂ a la atmósfera (previamente fijado en las plantas mediante la fotosíntesis –eso sí–), consumen mucha cantidad de agua, y acaparan grandes extensiones de monocultivo, que perturban y envenenan la biodiversidad (agroquímicos, transgénicos...), encarecen los demás productos agrícolas básicos necesarios para la correcta alimentación de las poblaciones involucradas… y su TRE es pésima, no aportan riqueza ni valor añadido digno de mención, son pan para hoy y hambre para mañana.
Y por último está la combustión de biomasa y demás residuos orgánicos, que es la fuente calorífica habitual del mundo no industrializado, y excepcional del industrializado, con una TRE aparentemente alta, que goza de cierta aceptación ecologista, porque la leña y demás materiales orgánicos, al fin y al cabo, son un recurso supuestamente renovable... El problema comienza cuando se convierte en la única fuente energética disponible para territorios empobrecidos y superpoblados. Como sabemos, esta cadena de circunstancias también produce grandes alteraciones en el medio ambiente, deforestación, sequía, erosión, extinción masiva de especies...
Frontera entre Haití y la República Dominicana.
(Tragedia ambiental y humanitaria)
Aumento vertiginoso de la Demanda Energética
En medio de este inquietante panorama energético mundial, en el que pronto nos asalta la decepción, no podemos pasar por alto el aumento exponencial global de la demanda de energía, que es en realidad uno de los factores más desestabilizadores de la economía y de la geopolítica mundial. Porque no sólo estamos dilapidando recursos de alto valor energético a gran escala, sino que necesitamos muchos más, porque las economías consolidadas tradicionales y las emergentes los demandan de forma progresiva. Los países industrializados tradicionales son auténticas lampreas succionadoras de energía que han explorado-depredado todas las latitudes y territorios del planeta susceptibles de aportar un grano de energía fósil de calidad a bajo precio, e incinerado en el espacio de dos siglos y medio de industrialización gran parte del carbono fijado en el subsuelo (tras procesos geológicos de millones de años), que jamás será restituido a los demás países, ni a las próximas generaciones.
Y todo esto no es más que el comienzo, porque ahora además, hay que añadir a la ecuación, las nuevas economías emergentes como China, India… cuya voracidad energética superará con creces la del resto del mundo. Las razones son obvias, sus poblaciones se cuentan en miles de millones de personas, y “lógicamente” también aspiran al “way of life” fijado en el inconsciente colectivo humano, representado hasta la saciedad en las películas de Hollywood, entiéndase: supercasa, piscinita, jardín para la barbacoa del sábado, dos coches supercool, ¡ah! y el famoso sótano o garaje, donde el cerebrito del mañana pronto descubrirá “el misterio de la Teoría Unificada o de las supercuerdas, la vacuna del sida o del cáncer, la revolución cuántica informática, o la máquina del tiempo”. Los seres humanos somos frágiles e influenciables, nuestra imaginación es calenturienta, nuestros deseos son infinitamente superiores a nuestras necesidades, e ignoramos que nuestra mente límbica también quiere vivir en los “beberlys hills”, los “malibús” o en los intrigantes “wisterias lanes” del mundo; porque esta parte del cerebro nos traiciona cada vez que se abotarga con imágenes, anuncios publicitarios y consignas, que las pantallas del mundo surten a placer. Pero esto es otra historia.
"Houston, tenemos un problema"
Pero no importa, la mente una vez más nos auto-engaña, se niega a enfrentarse a la realidad si es menester, se tapa los ojos para no ver, lo oídos para no escuchar; se enroca en su zona de confort, se fabrica una posverdad, y “el que venga detrás... que apriete”. NO QUEREMOS CONOCER, ni comprender el supremo problema que viene hacia nosotros de forma inexorable por el horizonte, cual gran tsunami amenazador, que más pronto que tarde sacudirá nuestras “costas” y alterará nuestro sosiego. No es Donald Trump, ni Marine Le Pen, ni Kim Jog-un, ni Putin, ni Xi Jimping, ni siquiera el Calentamiento Global, ni el Antropoceno, ni el terrorismo internacional, ni una invasión extraterrestre... OIL CRASH lo llaman algunos, o COLAPSO DEL PETRÓLEO, que a día de hoy es la segunda noticia más perturbadora de la historia reciente de la humanidad, por detrás, por supuesto, de la fuerza de devastación colosal que tiene el arsenal nuclear mundial…
Sí, queridos amigos, las felices décadas del consumo pletórico de petróleo se acaban, algo que los expertos más comprometidos no se cansan de alertar. De hecho, es perfectamente explicable: de donde no hay no se puede sacar, nos bebimos todo lo principal. Las noticias que llegan con cuentagotas anunciando el descubrimiento de nuevos yacimientos, o el desarrollo de nuevos métodos de obtención de petróleo (crudos pesados, fracking, pizarras bituminosas…), son una engañifa que no hace más que alterar los ecosistemas y enmascarar las evidencias científicas.
Ni la extracción convencional, ni la no convencional, ni la offshore, bastarán para satisfacer la creciente demanda mundial de petróleo barato y eficiente. El pico petrolero de Hubbert que todos concuerdan que ya ha sido alcanzado alrededor de la década del 2010, para bochorno de los más escépticos, indica que estamos al comienzo del fin de una era: las fusiones de las grandes empresas petroleras, el secretismo en torno de los datos de reservas reales de hidrocarburos, la multiplicación de prospecciones en todos los rincones del planeta, el acaparamiento sospechoso de las grandes potencias, y el nerviosismo general evidenciado por la búsqueda frenética de alternativas renovables... lo manifiestan.
La Transición Energética. Pedro Prieto
Qué son 30 años más o menos de aparente normalidad energética basada en el petróleo “providente”, si al final pase lo que pase, el colapso acontecerá, de manera abrupta o suave, si no logramos remediarlo con la suficiente antelación. Entonces comprenderemos hasta qué punto, la suerte de la civilización humana ha estado estrechamente vinculada con la disponibilidad de energía barata y abundante. Y comprenderemos la persistente llamada al DECRECIMIENTO que se viene advirtiendo por parte de un grupo de personas concienciadas cada vez mayor. Después tras alcanzar cierto grado de conciencia sobre la gravedad del problema, suele acaecer una especie de ANGUSTIA MALTUSIANA preocupante, depresiva, sufridora, fatalista, nihilista, de la que hay que salir reconciliado con el mundo y nuestra especie; porque de lo contrario podemos derivar en un conjunto de síntomas, una suerte de duelo psico-socio-patológico, que he bautizado con el nombre de «SÍNDROME DE MAD MAX»; por las películas homónimas que transcurren en un futuro supuesto, apocalíptico, disruptivo, distópico, en el que “la edad dorada de la humanidad quedó atrás” y los supervivientes pelean por una mísera lata de gasolina.
Economía del Hidrógeno
Hoy, aquí, tiene todo el sentido del mundo, que un artista (un ciudadano) se pregunte por alternativas sólidas y consecuentes, que de una vez por todas, desde ahora, nos permitan acabar con siglos de carbono-dependencia, emisiones de CO₂, contaminación discrecional, y el riesgo de un cataclismo civilizatorio general por falta de previsión y compromiso.
El carbón, el petróleo, el gas natural y el uranio, no se agotarán, porque no daremos lugar, acabaremos antes con el modelo energético CAPEGASU, simplemente lo trocaremos por otro –esta es mi proclamación–. Aquí radica la importancia del hidrógeno, una pieza clave a largo plazo porque puede aportarnos una solución permanente, una alternativa duradera, la energía social básica que el mundo necesita… si conseguimos despejar todos los desafíos técnicos, estructurales, económicos, políticos, y sociales que nos arroja, por supuesto. Porque es abundante, inagotable, su fuente de obtención será el agua y tras su utilización se emitirá agua, de forma circular, sin romper en principio ningún equilibrio natural. Porque se puede manipular, encapsular, acumular a distintas escalas, transportar, distribuir, comercializar en red, posiblemente sin necesidad de grandes corporaciones. Porque es una realidad tecnológica factible, demostrada, operativa, su peligrosidad inflamable testada no es mayor que la del petróleo o el gas natural. Ya existen pilas de combustible de hidrógeno a diferentes escalas (fijas y portátiles, domésticas e industriales), automóviles y máquinas que funcionan con hidrógeno, y proyectos para aviones, barcos y vehículos pesados terrestres –no podemos imaginar estos grandes aparatos funcionando con pilas electroquímicas de litio o de grafeno, ni con placas solares, pero sí con la potencia del hidrógeno comprimido o líquido–. Sus posibilidades son versátiles e inimaginables, un recurso energético estrella, con multitud de aplicaciones, basado en el ingenio y la simplicidad, en la gnosis. Por último, hay muy pocos países que no tengan acceso al mar, o en su defecto a lagos y ríos de cierto caudal; el agua, base para la obtención del hidrógeno, está repartida casi por todo el planeta, y esto ayudará a trazar una gran emancipación general de la humanidad, una gran repartición de la riqueza y del bienestar (o si se prefiere, del buenvivir)... Pero antes tenemos que comprender el tamaño y la complejidad del desafío, la oportunidad histórica, para organizarnos a escala mundial y comenzar a cultivar un profundo impulso de absoluta hermandad que evite el descalabro total de la civilización.
El Colapso del Petróleo como realidad amenazadora que merodea junto a nosotros, con la nocturnidad de las alimañas; se convierte en la prioridad número uno mundial, nos va a obligar a agudizar el ingenio y la voluntad colectiva. De la necesidad haremos virtud. Llama la atención todavía el profundo desconocimiento y la procrastinación de la mayoría de los colectivos económicos, sociales y políticos, o de la Sociedad Civil en general, que permanecen ajenos a esta advertencia. Es sospechosa la poca difusión de este problema en los medios generalistas, en los colegios y las universidades, y en los grandes foros de debate.
Es cierto que ha mejorado el discurso sobre la eficiencia y el rendimiento de los motores de explosión, forzado por el alza del precio del crudo; y que los mercados comienzan a ofertar vehículos de bajo consumo, o híbridos, o completamente eléctricos a base de baterías electroquímicas, e incluso los más recientes de hidrógeno. En numerosos países se está estimulando la autoproducción eléctrica (soberanía energética), con placas solares domésticas, baterías Tesla, de grafeno... Se instalan parques eólicos por doquier, y huertos solares a todas las escalas… pero como sabemos, esto apenas supone el 2 o 3% de la energía total que consume el mundo. Si no nos lo tomamos en serio, y damos un vuelco a este pésimo panorama mundial, el desplome de la economía y todo nuestro mundo está garantizado, porque la transición energética no la efectuaremos a tiempo.
El petróleo, seguido del gas y del carbón, se agotarán si no lo remediamos antes, dejando de paso una alteración climática brutal. No hay auténtico convencimiento por un mundo libre de CAPEGASU, porque la conciencia del problema aún no ha florecido lo suficiente –como mucho los responsables políticos, dibujan una mixtura energética para las próximas décadas–. Incluso la energía de fisión nuclear forma parte de determinados programas políticos desesperados –a pesar de su peligrosidad, su enorme coste presupuestario y la escasez del uranio–. Otros apuestan por combinaciones de CAPEGASU y Renovables, y muy pocos aún por el Hidrógeno, por su peculiar condición de vector energético.
Jeremy Rifkin en cambio, ha aportado su granito de arena; creando un escenario de futuro, fecundo, plausible, falsable, entusiasta, inspirador, de implantación progresiva… Rumbo hacia la descarbonización, basado en la combinación de las renovables con el hidrógeno, perfectamente descrito en su obra titulada “Economía del Hidrógeno” (2002). Y años después, muchos gobiernos han comenzado a reaccionar, con proyectos que van en la misma dirección. Por el momento la Unión Europea parece haber asumido el liderazgo, pero incluso China o Estados Unidos (1) han cambiado de actitud, estampando su firma en la Cumbre del Clima en 2015, en París.
Economía de Escala y Generación Distribuida
Es cierto que el optimismo voluntarista y una buena reflexión escrita en un libro o en un blog no bastan para dar el salto cualitativo hacia la descabonización que se pretende, pero Rifkin aporta datos importantes para el impulso inicial, puntos de vista novedosos que por supuesto se pueden cuestionar. En su obra recopila información técnica, proyectos (empresariales, técnicos, científicos, políticos) que están en marcha, y que ponen de relieve toda la tecnología real y potencial del hidrógeno. Su misión como divulgador, generador de opinión y de tendencias, es inspirar, desencadenar un cambio de actitud y proponer un rumbo posible, aunque al final las circunstancias propongan otro distinto.
El hidrógeno producido por la industria actual es ínfimo, y “sucio” en un 95%, porque procede de la disociación de los hidrocarburos (el metano, por ejemplo), que emite CO₂ a la atmósfera en el proceso, en lugar de la electrólisis del agua que es inocua. Sabemos que esta producción es todavía ridícula, si pretendemos que el hidrógeno sustituya a los carburantes fósiles, que hoy en día mueven la mayoría de los vehículos del mundo y satisfacen gran parte del consumo eléctrico mundial. Sabemos que para que esto sea posible, hay que poner en marcha cinco grandes estrategias al mismo tiempo:
1. Acrecentar el número y diversidad de centrales eléctricas renovables, junto a grandes masas de agua, para producir (comprimir, licuar, fijar en hidruros o en nanotubos de carbono...) H₂ “limpio” mediante electrólisis, a gran escala.
2. Crear una red óptima global de almacenamiento y distribución de H₂, segura y eficiente: hidrogeneras, tanques, contenedores a distintas escalas, camiones cisterna, gasoductos...
3. Invertir en I+D para perfeccionar la eficiencia de esta energía y abaratar su coste, buscar nuevos materiales y técnicas (para los electrodos, membranas, el envasado, presurizado, la cogeneración...). Diseñar, producir y comercializar pilas de combustible e hidrolizadores en masa, a todas las escalas en sus múltiples usos… y que sean reciclables al final de su vida útil. Las ECONOMÍAS DE ESCALA hacen posible los grandes saltos tecnológicos, como cuando la producción masiva de ordenadores personales, abarató su coste y se popularizaron en todo el mundo.
4. Reinventar, reconceptualizar y reconvertir toda la industria mundial de vehículos terrestres, aeronaves, embarcaciones... para producirlos en serie adaptados a la tecnología del hidrógeno. Las principales marcas de coches ya han comenzado, como General Motors, Toyota, Mercedes, Renault...
5. Crear algo parecido a una red mundial de GENERACIÓN DISTRIBUIDA como plantea Rifkin en su obra. Que los usuarios finales sean en gran medida los administradores, productores y consumidores (prosumidores) de esta gran fuente de energía limpia, social, horizontal, democrática... barata para que sea masiva; coordinada con la ayuda de los potentes sistemas de comunicación actuales (informática, Internet, redes coordinadas de distribución...).
Lo que se está proponiendo en efecto es una auténtica revolución. Sólo cuando la descarbonización de la economía sea real y objetiva, podremos hablar entonces de TERCERA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL, mientras tanto es absurdo hablar de la cuarta y hasta de la quinta, que tanto se pregona en los medios de comunicación, porque son perspectivas parciales de la tercera.
No podemos pasar por alto tampoco, un sexto aspecto desatendido de suma importancia, que es la reflexión cultural y filosófica que está en curso, junto a la revolución del hidrógeno:
6. Filosofía del hidrógeno. Se necesita una gran corriente de pensamiento, de reflexión, de apoyo y empatía, de coordinación, de implantación progresiva; que impulse la cultura del hidrógeno, la descabonización, la socialización que permite esta nueva economía… Hay que llegar más lejos que nunca, y dar un salto civilizatorio sin precedentes en la historia, a la vez que escapamos del terrible zarpazo del colapso del petróleo.
FUHIRE
Como dije antes, de la teoría en el papel a los hechos va un gran trecho, y la fuerza de las circunstancias siempre acaba imponiéndose. Es apetecible y atractivo visualizar un futuro no muy lejano, en el que exista una red de miles o millones de pequeños proveedores y usuarios de energía descarbonizada. Pero la energía es sólo un aspecto –fundamental, eso sí– del futuro que queremos inventar. Está bien saber que los coches, los trenes, los barcos y los aviones del futuro serán silenciosos, porque funcionarán con electricidad envasada o por cable; que las viviendas, las fábricas, las oficinas, los comercios, los bloques de edificios, los barrios y las ciudades, se abastecerán con energía limpia, libre de emisiones perjudiciales; y que las máquinas que nos proveen de recursos, materias primas, alimentos, manufacturas, bienes y servicios, tampoco emitirán CO₂ a la atmósfera de manera directa o indirecta. Incluso puede que lleguemos a tiempo de detener el calentamiento global y de evitar el colapso del petróleo.
Pero: ¿Reflexionamos lo suficiente acerca de la capacidad o el límite de las cosas?
Yo me pregunto si será suficiente, factible e incluso conveniente, llenar el planeta de centrales energéticas renovables de todos los tamaños y tipos –placas solares y molinos de viento por todas partes «tejados, colinas, desiertos, costas», presas hidroeléctricas en todos los ríos, centrales geotérmicas en cada géiser…–, a una escala que ahora no podemos ni soñar, para satisfacer las demandas mundiales de energía eléctrica directa o envasada (en forma de H₂). Recordemos que la eficiencia de una fuente de energía primaria, como poco es 3 o 4 veces mayor que la del hidrógeno; esto significa que para deshacernos de CAPEGASU, necesitaremos multiplicar de forma significativa la potencia global de las otras fuentes de energía primarias de origen renovable, para que el hidrógeno sustituya al petróleo que hoy mueve nuestros vehículos y tantas otras cosas. Recordemos también, que nos manejamos con las cifras de oferta y demanda energéticas del mundo actual, pero hoy sólo vive bien (según nuestros estándares de referencia) el 20% de la población mundial, el resto está muy lejos todavía de soñar siquiera con los niveles de vida distraída representados en “Wisteria Lane”, o “Evergreen Terrace” donde vive Homer Simpson.
Crecimiento de la población mundial. Hans Rosling
El asunto de la escala es realmente preocupante cuando se tiene en mente llevar niveles dignos de bienestar a la totalidad de la población mundial. Pensemos en la cantidad de vehículos, mercancías, recursos naturales, viviendas, energía… que se requerirá –no hoy, sino– dentro de unas décadas, para atender a 9.000 millones de personas o más; con cierto grado de satisfacción, calidad, y equidad. Todo se multiplica varias veces bajo estas premisas, y entonces nos asaltan las dudas y los miedos más irracionales. Por eso mantengo que la revolución del hidrógeno sólo es el comienzo, y reclamo una reflexión más profunda y extensa... oceánica, sobre el mundo que queremos.
El hidrógeno formará parte decisiva de lo que está por venir, por supuesto.
Recapitulación final:
1. DESCARBONIZACIÓN. Queda despejada la gran incógnita: podemos y debemos abandonar el sistema energético basado en CAPEGASU, enfrentarnos al anunciado colapso del petróleo, y comenzar con el proceso de descabonización; recurriendo firme y progresivamente al hidrógeno y las renovables, como punto de partida para detener el cambio climático.
2. FUHIRE. Ni Jeremy Rifkin, ni gran parte de la comunidad científica, ni los pizpiretos economistas, ni la clase política… parecen advertir que el tándem Hidrógeno+Renovables es insuficiente, frágil y demasiado complejo. Y posiblemente lento de implementar… No alcanzaría para mitigar el colapso petrolero, no daría tiempo para reconvertir la industria mundial a la vez que se dispara la demanda de energía en las economías emergentes. Mi esperanza depende por completo del desarrollo de otra nueva fuente de energía adicional, realmente potente, masiva y limpia, la FUSIÓN NUCLEAR; que proporcionaría el impulso definitivo hacia la descarbonización y la gran emancipación de nuestra especie... Una red estratégica de centrales de fusión repartidas por el mundo, produciría cantidades ingentes de electricidad e hidrógeno, reduciría drásticamente la necesidad de tantas plantas energéticas renovables, y aceleraría el proceso de reconversión industrial general. Esta vez dispondríamos de un trípode energético sólido, incontestable, con una potencia plástica descomunal: FUHIRE (Fusión+Hidrógeno+Renovables). Claro que, del dicho al hecho...
Por consiguiente, será imprescindible contar con la promesa FUHIRE. La Fusión Nuclear será la cimentación del nuevo edificio –industrial, tecnológico, cultural, emocional–, las Renovables los muros de carga, en tanto que el Hidrógeno la argamasa.
Representación artística hipotética del Sistema Energético FUHIRE (Fusión+Hidrógeno+Renovables)
Las Centrales de Fusión Nuclear generarían la mayor parte de la electricidad y del hidrógeno,
el resto de la demanda lo complementarían las Centrales Renovables (sol, viento, agua, geotermia y biomasa).
3. NEURON POT. En lo que a mí respecta, como artista comprometido con mi tiempo, propongo abrir un debate profundo, esférico, multicapa, oceánico como he dicho; que reflexione ampliamente sobre nuestro futuro, en base a este caudal de conocimiento nuevo que está emergiendo, para evitar los peligros que nos acechan si no encauzamos la situación con diligencia, y aprovechamos la oportunidad histórica que se presenta para hacer las cosas mejor que nunca, con el consenso de todos. Ofrezco mi mano tendida de artista, proponiendo centros abiertos de estudio, de reflexión y de investigación, que coordinen e impulsen las nuevas tecnologías, la nueva economía, los grandes desafíos y la nueva cultura. Para buscar en todo momento un equilibrio inteligente entre todos los factores a tener en cuenta, y a la vez, acelerar el proceso general emprendido de descarbonización, emancipación, y desmaterialización, que necesitamos. Pienso en nuevas ciencias (mejor dicho, Macrociencias) para cocinar o marinar de forma natural la complejidad emergente, y acompañar las sinergias e interacciones que surgirán. Propongo lugares geográficos concretos donde instalar centros e instituciones nuevas, sociedades, empresas, expresiones nuevas, con estrategias nuevas, más completas y conscientes, como Neuron Pot.
4. ECONOMÍA ESFÉRICA. Queda patente en las obras de Rifkin y en las de otros autores vanguardistas, que la red informática y las nuevas tecnologías trastocarán el panorama laboral y empresarial de manera revolucionaria. Los prosumidores se empoderarán y cubrirán amplios segmentos de mercado. La economía de escala experimentará transformaciones radicales rumbo hacia la descentralización, desjerarquización, democratización de los medios de producción, hacia la generación distribuida de energía y de productos mercantiles… La “reglobalización desde abajo”, en palabras de Rifkin, emergerá como respuesta horizontal, en red, de la sociedad civil a las traumáticas crisis económicas generadas por la liberalización del mercado global en manos de las grandes corporaciones industriales, energéticas y financieras, de la era neoliberal. En esta misma línea, se impone una urgente reinvención de la industria, las finanzas y el comercio; en pos de valores éticos, sociales y ecológicos, donde ya no vale todo en nombre de la competitividad y el afán de lucro; y comienza a eclosionar toda una constelación de fórmulas económicas que ahora son alternativas incipientes y pronto formarán parte extendida de nuestra realidad: Economía del Bien Común, Economía basada en Recursos, Economía Feminista, Finanzas Éticas... Esto no es más que el comienzo.
5. DESMATERIALIZACIÓN. Al mismo tiempo que emprendemos la transición energética rumbo a la descarbonización total, tenemos que resolver otro problema capital, relacionado directamente con el nuevo escenario rebosante de Energía FUHIRE (inteligente y limpia) que “se prevé”, junto a la superpoblación de nuestro planeta. La tesis es sencilla: si la terrible degradación ambiental actual que sufre el planeta se debe al aumento de las actividades humanas en todas las latitudes, como resultado de las dos revoluciones industriales anteriores, que proporcionaron un alto nivel de consumo (materias primas y energía) y en consecuencia una gran explosión demográfica... Necesitamos urgentemente, cambiar de actitud consumista y de modelo, para la Tercera Revolución Industrial. El objetivo es aminorar o desviar o distraer nuestra voracidad, la presión que ejercemos 7.300 millones de personas (y aumentando) sobre la naturaleza. Necesitamos modelos de desarrollo, sistemas, cosmovisiones que nos desplacen hacia escenarios más frugales, o virtuales, o inmateriales. Esto también será un tema capital de debate y de estudio en Neuron Pot. Sin embargo, no quiere decir que empobreceremos a la población mundial, que las grandes multitudes de bajo nivel de renta que predominan en grandes áreas del planeta nunca lleguen a superar la pobreza y que los países “ricos” dejen de serlo. Todo lo contrario, precisamente porque queremos y debemos llevar el bienestar y la “riqueza” a todas las partes del mundo, tendremos que –por así decir– CRECER DECRECIENDO, hacer las cosas de un modo distinto al que conocemos, en base a nuevos modelos económicos menos expoliadores, extractivos, o agresivos con el medio ambiente; en simbiosis con él. Obtendremos más con menos, para más personas, esta es la clave. Repartir mejor, haciendo una auténtica Revolución Decrecentista (inspirada en la simplicidad voluntaria, y los 8 pilares del decrecimiento de Serge Latouche: revaluar, reducir, reciclar…), a la vez que damos pasos firmes hacia la Gran Reconstrucción Medioambiental.
Sobre DECRECIMIENTO o Abundancia Frugal. Serge Latouche.
6. SISTEMA RELATIVO INTERCOSMOPOLITANO (SRIK). La naturaleza exponencial con que se multiplican los problemas, como consecuencia de todo lo que venimos arrastrando: la certera amenaza del Oil Crash y del encarecimiento progresivo de la energía disponible, más las tensiones políticas y militares relacionadas con la disputa por los recursos básicos, la escasez de las materias primas, todos los problemas medioambientales acarreados (ecocidio), el incesante aumento de la población, la terrible y peligrosa brecha entre ricos y pobres… nos sitúa ante una ENCRUCIJADA SISTÉMICA inédita en la historia de la humanidad. Su tamaño y complejidad, nos obliga a deshacer la baraja y empezar de nuevo, reconceptualizar el modo de organizarnos a escala mundial, repensar la gobernanza global. Ya no es operativa la lógica fragmentaria y egoísta de los estados-nación, la disputa absurda entre las potencias hegemónicas de turno, así como el trapicheo maquiavélico de los grandes emporios económicos, energéticos y financieros (multinacionales)... porque no nos conducen a un mundo mejor. Por esta razón, necesitamos fijar un nuevo rumbo, visibilizar nuevos escenarios de futuro, en el que se conjuguen todas las fuerzas de cambio y esperanzas que la humanidad atesora, canalizándose de forma audaz y prometedora.
Propongo, por tanto, romper con el modo de pensar establecido por los hábitos, o mejor dicho, superarlo. Planteo una nueva dialéctica en torno a cuatro esferas o campos de reflexión política, social, económica, energética y ecológica; para ordenar la complejidad y la problemática del mundo que viene de un modo más completo, esférico, omnisciente e interconectado: telépolis (telepolítica), polis (política), metrópolis (metropolítica), y cosmópolis (cosmopolítica). Esto puede traducirse con el tiempo, en el diseño de un orden global cosmopolitano inédito (que abordaré ampliamente en mi obra artística y escrita)... Tal vez, un poco de pensamiento divergente, pensar como muy pocos se atreven, sirva para reenfocar la realidad, y aprender algo en el proceso.
¿Qué pasaría, si en lugar de poner todos los huevos en la misma canasta, damos una oportunidad a otras formas de obrar? ¿Qué pasaría si superamos la lógica de los estados y los supraestados, y empezamos a pensar como ciudadanos de una unidad esférica: el planeta Tierra, Gaia, Noosfera? Pues en este juego ando enfrascado durante años y pensando en nuevos asentamientos urbanos –ciudades de nueva planta que llamo cosmópolis–, repartidos estratégicamente por el mundo, con un estatus jurídico especial, y unas funciones por determinar; que ejerzan de auténticas palancas del cambio, o motores sinérgicos de desarrollo económico, cultural, social y ecológico, en áreas del planeta ampliamente pobladas pero desaventajadas y maltratadas por la historia. La idea es apoyarse en el futuro tecnológico FUHIRE, para impulsar con la celeridad que exigen las circunstancias, profundas u “oceánicas” transformaciones, a gran escala. Esto no es magia, no es fantasía, es plástica social, puro arte.
7. GRAN EMANCIPACIÓN. Me pregunto si el desgaste de todos los grandes sueños utópicos del pasado, el “fracaso” de las grandes ideologías emancipadoras y las promesas redentoras de las religiones, han servido para algo más que no fuera enfrentarnos los unos a los otros. Me pregunto si hemos ganado más que hemos perdido. Me pregunto si nuestra especie está condenada a la guerra y las calamidades, a la extinción prematura, sin remedio... ¿Cómo debemos interpretar la experiencia histórica, es más lo que nos une o lo que nos separa?
Tal vez sea el momento de reconciliar nuestra especie, superar los fracasos y los agravios, mirar el camino recorrido y sorprendernos, congratularnos por los grandes logros obtenidos (porque estamos vivos, estamos aquí), superar la lógica del odio y la depredación (porque todo está conectado, dependemos unos de otros). No debemos prometernos lo que no podemos darnos, pero hay tantas cosas que podemos hacer, tantas soluciones que podemos explorar, aunque nos cueste tiempo y dificultades, que sería absurdo tirar la toalla, pues perderíamos más con la renuncia.
Plantear nuestra emancipación general, pasaría primero por una Gran Reconstrucción Medioambiental, por asegurar la Biodiversidad (la herencia natural, animal y vegetal) y acordar un objetivo mayor: CONTAMINACIÓN CERO (cero emisiones nocivas, cero residuos tóxicos, cero contaminación visual y acústica, cero deterioro de los ecosistemas…), en un proceso económico circular donde nada se tire, todo se recicle y se regenere. Aunque, en honor a la verdad termodinámica, un proceso neto circular sea inalcanzable, tenemos margen todavía para avanzar hacia tal objetivo, y merece la pena perseguirlo. En todo proceso industrial y energético, por muy avanzado que lo concibamos, siempre se pierde algo de energía y de materia, que no se podrá recuperar, por eso deberíamos hablar de procesos espirales, en los que mitiguemos o posterguemos al máximo tales pérdidas.
Podemos crear una red (FUHIRE) global de energía abundante y barata (es nuestro deber intentarlo), al alcance de todos los ciudadanos de la Tierra y de nuestros grandes objetivos compartidos, que diseñaremos. Podemos crear un modelo de Economía Esférica que llegue a todas partes, de forma sensible, inteligente, multicapa, que restaure y reparta sin traumas la enorme riqueza mundial. Tenemos tecnología y talento de sobra como para emancipar a toda la humanidad del trabajo odioso, denigrante, esclavo (la mecanización, informatización, robotización… es una realidad emergente sin retroceso). Podemos difundir la información, la educación y la cultura hasta el punto de crear ciudadanos conscientes y dueños de su destino, que piensen por sí mismos sin tutelas, y por tanto capaces de navegar en un océano de Democracia Universal, y al hacerlo proveernos también de Paz Universal. La pobreza, en un mundo henchido de energía y de abundancia, es un oxímoron, para superarla primero hay que salir del círculo de miseria intelectual que ha encorsetado nuestras mentes. Los deseos de las personas son inabarcables, pero satisfacer las necesidades fundamentales ya es emancipar: sanidad y cuidados de calidad, alimentación de calidad, educación, vestido, vivienda, empatía, ocio, autonomía, movilidad, conexión, acceso… dignidad para todos, derechos humanos para todos, poder para todos (más y mejor democracia), energía para todos, noosfera, ecología... ya es emancipar.
Por último, que nadie olvide que somos...
"Semillas"
¡¡¡GRAN EMANCIPACIÓN!!!
¡ULTREIA! OS SALUDO.
Tisho Babilonia.
Nota (1): Dos semanas después de publicar este post, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anució la ruptura unilateral con los acuerdos de París, sobre el Cambio Climático.