La diferencia entre una UTOPÍA y un PROYECTO estriba en que la utopía es una especie de evocación, un suspiro del alma, un desiderátum… Y un proyecto es un estudio firme de viabilidad, un plan, un desafío técnico y humano, un conjunto bien pensado (calculado) de medidas, procedimientos… Mecanismos expedidos para implementar, materializar, hacer realidad: un deseo, una evocación, un susurro del alma.
Tener la intención clara, la firme encomienda, el propósito implacable de iniciar (inspirar) los procedimientos pertinentes, para propiciar un gran advenimiento: LA PAZ UNIVERSAL INCONDICIONAL PERMANENTE en el Planeta, la pacificación bélica definitiva de la humanidad… No es un desvarío utópico desdeñable, un remolino filosófico, un bucle delirante… Es un proyecto firme, cabal, resolutivo; es un impulso vital, una cruzada existencial, una operación... que desde ahora invadirá los corazones de la gente, se extenderá por los cuatro confines, y no nos abandonará hasta que la misión esté cumplida y consolidada por los siglos de los siglos. Quizás no se consiguió antes, porque nunca se pretendió con la suficiente convicción y comprensión de la naturaleza bélica. No será nuestro caso, todo lo anterior no ha sido más que un largo entrenamiento.
Tamaño proyecto requerirá una serie de fases imprescindibles, enrolará a miles, millones de personas –todas contribuirán con su granito de arena–; precisará un alto coste inmaterial que estamos dispuestos a pagar: el precio de desembarazarse para siempre de hábitos milenarios carpetovetónicos, ciertas castas, élites, ciertos antros conceptuales, estructuras, inercias, manchas sistémicas, ciertas prácticas, creencias y prejuicios, ciertas industrias, negocios… Tendremos que añadir también, al coste, la refundación de una cultura de paz, robusta y esférica. Desarticularemos todos los mecanismos nefastos, uno por uno: psicológicos, sociológicos, ideológicos, identitarios, crematísticos, políticos, filosóficos… Haremos espeleología en la médula de los problemas, escalaremos las atalayas de la impunidad, radiografiaremos el karma, escudriñaremos el fondo de las madrigueras, nos filtraremos en los últimos resquicios, seremos agua; “destriparemos” las pútridas argumentaciones, “trepanaremos” los cerebros infestos con sutiles pinceladas, “fumigaremos” a los facinerosos inmundos con agua bendita. Los desarmaremos. Borraremos de la faz de la tierra las escuelas de odio y fragmentación. NO HABRÁ TREGUA. Y en contrapartida, ofreceremos otro GRAN PROYECTO (que no utopía) de reconstrucción general, de “rearme” espiritual, emocional, cultural; es decir de pacificación, de reparto, de saciedad y abundancia, equidad, sosiego y buen vivir. Los que no concuerden, los que quieran guerra tendrán que prepararse para la paz, tendrán que defenderse en los tribunales y en los parlamentos, los únicos campos de batalla disponibles, aparte de las canchas de deporte. Las hazañas musculares que conoceremos, serán las del corazón y el intelecto, las de la cooperación.
“Duelo a garrotazos” (Goya) 1820.
Este fabuloso proyecto, trenzará hojas de ruta, procesos exitosos, una importante movilización global… pero “caminando se hace el camino”. Se convocará a la inteligencia humana, aquella que muestre disposición –me consta que seremos legión–; pasito a pasito, asestaremos el “golpe” de gracia. La guerra morirá de inanición. Guerreros del mundo, violentos, esperpentos sociópatas, sádicos primates, caudillos mammones, fabricantes de dolor y odio, especuladores malditos, burbujas hormonales, autómatas sin seso: se acabó la fiesta homicida, estáis perdidos, vuestro final se acerca. No soportamos ni un minuto más vuestras ínfulas y maquinaciones, vuestra lógica perversa, vuestro negocio criminal, vuestras correrías sangrientas. Os combatiremos con-pasión en la "gran batalla final", la madre de todas: la NO GUERRA (o guerra gnóstica), la no violencia, la desobediencia, la AHIMSA (1).
“La no violencia es la mayor fuerza a disposición de la humanidad. Es más efectiva que el arma de destrucción más efectiva que haya ingeniado el humán”. (Mahatma Gandhi)
Leemos vuestra mente, percibimos vuestros flujos, no tenéis misterio alguno ni defensa posible. Os derrotaremos para siempre. Los juglares del futuro recordarán la gesta durante milenios: el momento crucial en que los HUMANES SUPERSAPIENS derrotaron el lado oscuro del cerebro, e instauraron la PAZ PERPETUA (2).
¡Oh, sorpresa! Game over!
radiografiaremos el karma